viernes, 30 de septiembre de 2011

Los mejores del mundo en El Campín

Santa Fe vs. Santos


En la foto: Pelé, capitán del Santos de Brasil; el chileno Mario Canessa, árbitro central del encuentro; y el yugoslavo Dragoslav Sekularac, capitán y figura del "Expreso Rojo". Retrato protocolario previo al partido.

viernes, 23 de septiembre de 2011

La ONU reconoce el derecho a la independencia y a la soberanía nacional del pueblo palestino

Yasser Arafat agradece el aplauso de la asamblea general de la ONU.

El 22 de noviembre de 1974 es adoptada por la ONU la Resolución 3236, que reafirma los derechos inalienables del pueblo palestino, como el derecho a la autodeterminación, a la independencia y a la soberanía nacional.

La Resolución también puntualiza al Secretario General el establecer contactos con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en relación con todos los asuntos concernientes a la cuestión palestina.

En ese mismo día se le otorgó a la OLP el estatus de observador, bajo la Resolución 3237 de la Asamblea General, la cual invitó a la OLP a participar en las sesiones y trabajos de la Asamblea General, así como a todas las Conferencias Internacionales convocadas bajo los auspicios de la Asamblea General y de otros organismos de Naciones Unidas.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Huelga de trabajadores de la General Motors


Trabajadores de General Motors exhiben carteles con el lema "en huelga por la justicia". Caminan en torno a la planta de Fleetwood en Detroit, Estados Unidos. En la imagen aparece Leonard Woodcock, presidente del Sindicato de Trabajadores del Automóvil (UAW). Foto de 1970.

domingo, 18 de septiembre de 2011

El paso de Gabo por la revista Alternativa

Por Enrique Santos Calderón


No fue fácil convencer a García Márquez de fundar una revista de izquierda en la Colombia de mediados de los 70. Aunque tenía claros compromisos públicos con la causa, no creía en semejante aventura en un país donde la efervescencia de los grupos revolucionarios iba de la mano de su canibalismo político.

"No me metas en estas vainas que siempre fracasan", me dijo de entrada cuando le planteé la iniciativa, que veníamos discutiendo un grupo de amigos interesados en que los movimientos de izquierda -en esa época tan vigorosos como numerosos- tuvieran un medio de expresión distinto de las acartonadas publicaciones de cada grupo.

Él ya había tenido una reunión con otros impulsores del proyecto (Bernardo García, Orlando Fals Borda, Jorge Villegas), que le habían presentado un borrador de la revista, que a Gabo le pareció un triste boletín sindical. En su oficio de periodista había desarrollado, además, un arraigado prejuicio contra las revistas. "Es un medio desdichado en este país", me advirtió.

Para vencer tantas reticencias invoqué, a manera de cobranza personal, una aventura similar en la que él me había embarcado pocos meses antes y por la cual lo conocí: la creación del primer comité de derechos humanos colombiano. Fue a mediados de 1973, cuando el escritor Álvaro Cepeda Samudio me dijo que su gran amigo Gabito quería contactarme a propósito de un agrio debate que le habían armado sectores de la izquierda colombiana. La razón: el año anterior había donado los 25.000 dólares de su premio Rómulo Gallegos al recién fundado Movimiento al Socialismo (MAS) de Venezuela, y no a un grupo revolucionario nacional.

García Márquez acababa de recibir otro premio literario con 10.000 dólares (de la Universidad de Arizona) y quería consejos sobre a quién donarle esa plata en Colombia para evitar una nueva 'escandola'. Me sentí halagadísimo cuando el ya famoso autor de Cien años de soledad, con el que nunca había cruzado palabra, me llamó a preguntarme si lo indicado sería entregársela a alguna asociación de presos políticos. Cuando le dije que aquí no existía una entidad de esa índole, me dijo con su desparpajo caribe: "Pues fúndala, no joda, invéntatela". Asumí la complicada consigna, que significó convencer a media docena de escépticos líderes sindicales y campesinos, y así nació el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos. Y, poco después, la revista alternativa. Y, lo más duradero, una gran amistad.

Gabo aceptó que me debía una y eso selló su respaldo al lanzamiento, en febrero de 1974, de la más difundida publicación en la historia de la izquierda en Colombia. El primer número, con ruidosa portada sobre la contraguerrilla, que fue decomisado en algunos puestos de venta de Bogotá, anunciaba el propósito de trabajar por la 'unidad crítica' de la izquierda. Tal era el tamaño de la ilusión.

García Márquez compartió, pese a sus resquemores, el espíritu de alternativa, que encajaba bien con su postura pública como escritor comprometido y crítico acérrimo de las dictaduras militares. Aunque ya era considerado el novelista más importante de América Latina, rompió con la literatura tras el golpe militar contra Allende en Chile. Poco antes de su sonada "huelga literaria contra el fascismo", había entrado a formar parte del Tribunal Russell contra la Tortura y colaboraba en París con Jean Paul Sartre en un trabajo sobre el militarismo brasileño y chileno.

La política había pasado a copar el centro de su atención. "Estoy tan metido en la política que siento nostalgia de la literatura", dijo por esos días en la revista española El Viejo Topo.

Ya integrado al equipo de alternativa, en las reuniones iniciales en Bogotá, le preguntábamos mucho por el sentido de esta pausa literaria y siempre recalcaba que él no era un hombre político, pero que la realidad lo había metido forzosamente en eso y que en América Latina todo el mundo tenía que ser político.

En una larga entrevista que le hicimos a los pocos meses de aparecida la revista, reveló que en alternativa había encontrado "una forma de militancia política que he buscado durante muchos años: un trabajo periodístico serio y comprometido hasta el tuétano...". Fue una conversación de varias horas en mi casa con el comité editorial, en la que Gabo habló de la evolución de su pensamiento político, de su adhesión al MAS venezolano como caso único de militancia partidista, de su fidelidad a la revolución cubana y de su propósito de utilizar la pausa literaria para dedicarse a causas como la lucha contra la dictadura militar de Pinochet. Ante nuestro acoso para que fijara posición sobre todos los temas imaginables, entre resignado y exasperado, terminó advirtiendo que "nadie espere de mí, en el campo de la política, nada distinto, ni más importante, ni más heroico, que mi trabajo en esta revista".

No resultó así, porque García Márquez se involucró entonces en toda suerte de proyectos y campañas nacionales e internacionales. Víctima de su propio invento, si se quiere. De la declarada intención de poner su prestigio y su pluma al servicio de la revolución. Y la 'huelga literaria' nunca supuso una ruptura con su trabajo de escritor, pues a partir de ese momento se concentró en reportajes y artículos para alternativa y otras publicaciones europeas y latinoamericanas.

Fue así, pues, como García Márquez terminó metido en un proyecto de periodismo militante que lo sumergió de lleno en el hervidero fragmentado de la izquierda colombiana de los años 70. Contra todo pronóstico, y pese a nuestro deliberado desdén por la ecuanimidad o el equilibrio informativos, alternativa duró hasta 1980 y marcó un hito en la historia del periodismo de oposición en Colombia.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Salvador Allende presidente de Chile

El 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, es elegido presidente de Chile.



Discurso de Victoria Electoral

Pronunciado la mañana del 5 de septiembre de 1970, desde el balcón del edificio de la Federación de Estudiantes de Chile en Santiago.


Con profunda emoción les hablo desde esta tribuna por medio de estos deficientes amplificadores. !Qué significativa es -más que las palabras- la presencia del pueblo de Santiago que, interpretando a la inmensa mayoría de los chilenos, se congrega para reafirmar la victoria que alcanzamos limpiamente el día de hoy, victoria que abre un camino nuevo para la patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congregado. Qué extraordinariamente significativo es que pueda yo dirigirme al pueblo de Chile y al pueblo de Santiago desde la Federación de Estudiantes. Esto posee un valor y un significado muy altos. Nunca un candidato triunfante por la voluntad y el sacrificio del pueblo usó una tribuna que tuviera mayor trascendencia. Porque todos lo sabemos: la juventud de la patria fue vanguardia en esta gran batalla, que no fue la lucha de un hombre, sino la lucha de un pueblo; ella es la victoria de Chile, alcanzada limpiamente esta tarde.