viernes, 24 de septiembre de 2010

El paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977

Por Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

Hace 33 años Colombia, y en especial Bogotá, presenciaron una de las jornadas sociales más violentas de su historia reciente, que incluso algunos historiadores comparan con un pequeño 9 de abril con decenas de muertos en las calles de Bogotá. Memoria.


Ese día tuvo lugar el paro cívico nacional convocado por todas las centrales sindicales de entonces, la Confederación de Trabajadores de Colombia CTC, La Unión de Trabajadores de Colombia UTC, la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia CSTC y la Confederación General de Trabajadores CGT.

Las confederaciones, tras semanas de conversaciones, logaron unificarse y presentar un pliego al gobierno del presidente liberal Alfonso López Michelsen. Era algo casi impensable meses atrás, pues las cuatro organizaciones que agrupaban a la totalidad del movimiento sindical, más de un millón doscientos mil afiliados, obedecían a doctrinas distintas.

La UTC estaba bajo la influencia del partido conservador, la CSTC, la controlaban los comunistas, la CGT, los demócratas cristianos y la CTC, el partido liberal.

Las dos primeras ya no existen, siendo la CSTC cabeza fundacional de la CUT.

Solo la angustiante situación económica de los trabajadores y la profunda crisis que vivía el país, actuaron de detonantes de la una unidad bien esquiva por años de los sectores obreros.

Según el historiado Médofilo Medina, la apertura hacia el comercio exterior, y la adopción de medidas encaminadas a incentivar la expansión del capital financiero, con la consiguiente elevación de las tasas de interés, condujeron a una elevación de los precios y a un salto del nivel tradicional de la inflación, que alcanzó tasas del 27% a finales de los años setenta.

Sobre ese telón de fondo, añade, se presenta la evolución de las posiciones sindicales. La gama de reivindicaciones se va ampliando. Al lado del tema de la defensa del salario, el desempleo atrae la atención del sindicalismo.

Aparecen consignas como la de la reducción de la jornada de trabajo. Cobran nueva forma las exigencias de control de precios (CTC), establecimiento de puestos de abastecimiento de productos agrícolas (UTC), creación de organismos de control de precios (CSTC), etc.

Los dos puntos iniciales del pliego de peticiones del paro cívico nacional de septiembre de 1977 no sólo identificaron las reivindicaciones más unánimes de aquella jornada sino el espacio de convergencia de las diversas corrientes del sindicalismo.

Esos puntos fueron: aumento de sueldos y salarios en un 50% y congelación de los precios de artículos de primera necesidad y de las tarifas de servicios públicos.

Tras varios intentos de las partes, el gobierno y las centrales, por llegar a un acuerdo que permitiera desmontar el paro, éste , ante la intransigencia oficial, estalló en todo el país el 14 de septiembre de 1977.

El gobierno de López Michelsen acudió de inmediato al expediente represivo, instaurando medidas de choque policial y militarización total de todas las grandes capitales.

Bogotá vivió ese 14 una de las jornadas más críticas con decenas de miles de personas en las calles manifestándose pacíficamente, especialmente en el centro y en los más populosos barrios como Kennedy, Bosa, Quiroga, y todo el sur.

No se movió un solo bus y cerró todo el comercio mientras prácticamente ninguna factoría abrió sus puertas. Las vías férreas de Bogotá fueron obstruidas por enfurecidos trabajadores que impedían así el paso de los trenes dispuestos para movilizar a los ciudadanos.

Las cifras oficiales hablan de 18 a 33 muertos en las refriegas y en las verdaderas batallas campales con las tropas en la Bogotá, víctimas de las balas oficiales.

El 15 de septiembre, las centrales dieron un parte de victoria de la jornada. Sin embargo, el gobierno no cedió un centímetros frente a las demandas laborales e hizo caso omiso a la exigencia sindical de que fueran puestos de inmediato en libertada centenares de detenidos, muchos de los cuales atiborraron la Plaza de Toros de la Santamaría.

Las investigaciones sobre las decenas de muertes que dejó el paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977, no condujeron a nada y los crímenes siguen en la impunidad.